Os deseo a todos una buena y nutritiva Jira y un gran día del Santo Patrón.
ROMANCE DEL SOLSTICIO
La luna viste de
plata
calles, plaza,
monte, huertos…
de fondo croa una
rana
y titilan los
luceros
sobre la noche
callada.
Es San Juan,
patrón bendito
para esta Villa
serrana,
el de la noche más
corta
pero mágica y
sagrada.
Con laúdes y
bandurrias
y también con mi
guitarra
salgo de ronda
esta noche
a cantarle a la Encantada
que sale de su
escondrijo
en esta noche
hechizada.
Se asomará por la
grieta
luciendo peine de
plata
para ver si pica
un tonto
y se lo lleva a su
casa.
Tomo la guitarra y
canto:
“Asómate a la
ventana
que está teniendo
la ronda
ganas de juerga y
jarana
y aunque seas una
leyenda
y aunque el
misterio me espanta
voy a cantarte
esta noche
tu primera serenata.
Por eso te canto a
gritos:
Asómate a la
ventana,
y mi voz
aguardentosa
desagradable y
cascada
será por ti la más
fina
delicada y afinada
que son cosas del
solsticio
que aún están
inexplicadas”.
Mientras rasgueo
las cuerdas
e improviso una tonada,
en la Peña de la Torre
una grieta va y se
ensancha
o me lo hace a mí
la vista,
la mistela o el
cazalla.
Sigo mi canto y le
canto:
“Asómate a la
ventana
y mis manos
deformadas
de trabajar la
jornada,
mis manos
encallecidas
serán la más
delicada
pluma de faisán
dorado
cuando toco la
guitarra
y sentirás los
acordes
con la suavidad
alada
con la que suenan
las arpas
en la Gloria Consagrada ”.
Una espesa niebla
cubre
toda la Peña y la tapa,
brilla una luz
misteriosa
una luz que a mi
me espanta,
me quedo patidifuso
aferrado a la
guitarra.
Campanillas
disonantes
resuenan en la
distancia
y se acercan poco
a poco
con una calma
pausada
que hace presagiar
prodigios
en esta noche
hechizada.
Advierto, muerto
de miedo,
una presencia
cercana
que me intimida y
me aterra
que me horripila y
me espanta
y la luz se ve más
cerca
y la luz que no se
aparta,
se aproxima
lentamente
y se concentra en
mi cara,
me deslumbra y me
encandila
cuando escucho
estas palabras
“-¡Pero pijo! ¡Baldomero!
¿qué haces en
noche cerrada
rondando por estos
huertos?
¡casi me espantas
la cabras!.”
Hoy ya repuesto
del todo,
del susto y de la
resaca,
me parece que fue
un sueño
o una noche
alucinada
y sólo quiero
olvidar
las peripecias
pasadas
en La Peña de la Torre
rondándole a La Encantada
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